José Cruz Cabo / desde el barrio del Polvorín.- El pasado domingo tuvo lugar el pregón de las fiestas del Polvorín o Barrio de Santa Marina, en honor a dicha santa gallega, que comenzó con una misa en la capilla de dicho barrio, oficiada por el párroco de El Salvador, al que pertenece esta barriada, Arturo Cabo Carrasco. La misa estuvo presidida por el aclade, José Miguel Palazuelo, la concejal de fiestas, Ana Gema Quesada, la de Promoción Económica, Maite Aldonza y la del PP, Mari Nunci Roy. La misa fue magníficamente cantada por el Coro San Genadio, que dirige Francisco Cabo Carrasco y que está consiguiendo una agrupación canora de muy buenas voces y de gran cohesión.
Al finalizar la misa el oficiante, presentó a la pregonera, que ya había realizado el pregón de San Antón, destacando que había sido vecina del Polvorín y que ahora se dedicaba al cuidado de sus tres hijos, a pesar de ser licenciada y haber tenido un importante puesto en su profesión.
María del Carmen Rodríguez Martínez, más conocida en la ciudad por Carmela, nos hizo vibrar con un pregón en verso, lleno de amor, recuerdos y añoranzas de dicho barrio, cuando no era como hoy. Entre otras cosas dijo: “En Santa Martina Baja, y en el dos para más datos, viví yo mi tierna infancia, y pasé muy buenos ratos. Pásábamos el día en la calle, por supuesto, sin asfalto, que las piedras y la tierra, también tenían su encanto, Los chicos y chicas del barrio, bajaban siempre a jugar, a la orilla de mi casa, y no importaba la edad. Al bote o a las canicas, al petacón o el triciclo, pues su tiempo nos llevaba, cambiar las piedras de sitio”. Después dedicó su pregón a sacar a relucir personajes de su infancia, que tenían un protagonismo en el barrio o que fueron una referencia en su infancia. “Con olor a pampanicos, y a castañitas pilongas, su senderito empedrado, y sus bancos a la sombra, acostumbraba mi abuelo, a pasear por allí, con su cacha y con su nieta, pero calladita, eso sí”. Destacó la hoguera de San Juan, el recuerdo del seminario menor y el centro de salud que estuvo en el mismo sitio que hoy tiene la capilla. Finalizó su pregón, siempre en ripios, como dice el párroco de El Salvador que tiene que cantarse, hablando de las fiestas actuales, y de los cursos que en el centro se realizan, destacando la devoción a Santa Marina del barrio. Su pregón fue entusiásticamente aplaudido y le fue entregado un ramo de flores y el díptico de Santa Marina como recuerdo y agradecimiento a su hermoso pregón. También a la profesora de manualidades, María Teresa Carracedo, se le entregó otro ramo de flores y un obsequio por su gran y desinteresada labor.
Las fiestas continúan este fin de semana que viene con verbena el viernes y sábado a las 23 horas, y fin de fiesta el domingo 19 con musica folk de «Tornadera»
Al finalizar la misa el oficiante, presentó a la pregonera, que ya había realizado el pregón de San Antón, destacando que había sido vecina del Polvorín y que ahora se dedicaba al cuidado de sus tres hijos, a pesar de ser licenciada y haber tenido un importante puesto en su profesión.
María del Carmen Rodríguez Martínez, más conocida en la ciudad por Carmela, nos hizo vibrar con un pregón en verso, lleno de amor, recuerdos y añoranzas de dicho barrio, cuando no era como hoy. Entre otras cosas dijo: “En Santa Martina Baja, y en el dos para más datos, viví yo mi tierna infancia, y pasé muy buenos ratos. Pásábamos el día en la calle, por supuesto, sin asfalto, que las piedras y la tierra, también tenían su encanto, Los chicos y chicas del barrio, bajaban siempre a jugar, a la orilla de mi casa, y no importaba la edad. Al bote o a las canicas, al petacón o el triciclo, pues su tiempo nos llevaba, cambiar las piedras de sitio”. Después dedicó su pregón a sacar a relucir personajes de su infancia, que tenían un protagonismo en el barrio o que fueron una referencia en su infancia. “Con olor a pampanicos, y a castañitas pilongas, su senderito empedrado, y sus bancos a la sombra, acostumbraba mi abuelo, a pasear por allí, con su cacha y con su nieta, pero calladita, eso sí”. Destacó la hoguera de San Juan, el recuerdo del seminario menor y el centro de salud que estuvo en el mismo sitio que hoy tiene la capilla. Finalizó su pregón, siempre en ripios, como dice el párroco de El Salvador que tiene que cantarse, hablando de las fiestas actuales, y de los cursos que en el centro se realizan, destacando la devoción a Santa Marina del barrio. Su pregón fue entusiásticamente aplaudido y le fue entregado un ramo de flores y el díptico de Santa Marina como recuerdo y agradecimiento a su hermoso pregón. También a la profesora de manualidades, María Teresa Carracedo, se le entregó otro ramo de flores y un obsequio por su gran y desinteresada labor.
Las fiestas continúan este fin de semana que viene con verbena el viernes y sábado a las 23 horas, y fin de fiesta el domingo 19 con musica folk de «Tornadera»
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